“El hombre que nunca durmió»; el extraño caso de Albert E. Herpin
El extraño caso de Albert E. Herpin (1853–1947) ha fascinado e intrigado a la comunidad científica por más de un siglo. Herpin fue conocido como el «hombre que nunca durmió», ya que según aseguraba él mismo, no dormía en absoluto, algo que sus familiares y amigos corroboraban.
Herpin decía que pasaba las noches leyendo o trabajando, y que nunca había sentido la necesidad de dormir, lo cual iba en contra de las nociones médicas sobre la necesidad biológica del sueño para la supervivencia. Algunos creen que Herpin pudo haber sufrido de una condición neurológica desconocida, o que experimentaba períodos muy breves de microsueños, o que su cerebro entraba en ciclos de descanso activos sin necesidad de un sueño completo (similar a un estado de reposo despierto).
No existen pruebas médicas documentadas sobre su condición porque vivió en una época en la que la neurociencia apenas comenzaba a desarrollarse. Pero lo más sorprendente es que, a pesar de su falta de sueño, Herpin fue un hombre que gozó de muy buena salud, algo que parece imposible para alguien que no dormía, ya que el sueño es crucial para funciones vitales como la regeneración celular y el bienestar mental.
En 1912 dijo que se sentía un poco débil y que quizás una siesta de cinco minutos le daría nueva vida. Herpin vivió 35 años más, y murió en 1947, a los 94 años, luego de haber vivido una vida plena sin haber dormido una sola noche.
Por AGENCIAS
📸 Gustave Courbet, Public domain, via Wikimedia Commons