“Los 4 acuerdos”, un texto de sabiduría tolteca para una vida plena
Miguel Ángel Ruiz es un escritor y orador mexicano de textos y temas espiritualistas. En 1997 escribió el libro «Los cuatro acuerdos» donde nos propone un sencillo procedimiento para vivir en armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno.
Don Miguel expone en su libro los acuerdos como las creencias que nos rodean en todos los ámbitos de nuestra vida; desde la familia, amigos, sociedad, y más; son aquellos que te dicen quién eres, qué sientes, qué crees, cómo debes comportarte. Son estos acuerdos los que hacen de tu personalidad. Pero, ¿qué pasa cuando no eres consciente de ellos?
«Si somos capaces de reconocer que nuestra vida está gobernada por nuestros acuerdos y el sueño de nuestra vida no nos gusta, necesitamos cambiar los acuerdos». Miguel Ángel Ruiz Macías
Los siguientes cuatro acuerdos que propone el autor son acuerdos poderosos que nos ayudan a romper los otros que hacen surgir el miedo o agotar nuestra energía, logrando asi transformar tu vida.
EL PRIMER ACUERDO: Sé impecable con tus palabras
El primer acuerdo es el más importante y también el más difícil de cumplir… consiste en ser impecable con tus palabras. ¿Por qué tus palabras? Porque constituyen el poder que tienes para crear… Tú plantas una semilla, un pensamiento, y éste crece. Las palabras son como semillas… Durante nuestra domesticación, nuestros padres y hermanos expresaban sus opiniones sobre nosotros sin pensar. Nosotros nos creíamos lo que nos decían y vivíamos con el miedo que nos provocaban sus opiniones, como la de que no servíamos para nadar, para los deportes o para escribir… ¿Qué significa la palabra «impecabilidad»?. Significa «sin pecado». … Un pecado es cualquier cosa que haces que va contra ti… Vas contra ti cuando te juzgas y te culpas por cualquier cosa… Ser impecable es no ir contra ti mismo. Cuando eres impecable, asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte… Ser impecable con tus palabras es no utilizarlas contra ti mismo… significa utilizar tu energía correctamente, en la dirección de la verdad y del amor por ti mismo… No somos impecables con nuestras palabras… Por lo general, empleamos las palabras para propagar nuestro veneno personal: para expresar rabia, celos, envidia y odio…y así es como creamos y perpetuamos el sueño del infierno.
Si adoptamos el Primer Acuerdo y somos impecables con nuestras palabras, cualquier veneno emocional acabará por desaparecer de nuestra mente y dejaremos de transmitirlo en nuestras relaciones personales… La impecabilidad de tus palabras también te proporcionará inmunidad… Puedes medir la impecabilidad de tus palabras a partir de tu nivel de autoestima… La impecabilidad de tus palabras te llevará a la libertad personal, al éxito y a la abundancia; hará que el miedo desaparezca y lo transformará en amor y alegría.
EL SEGUNDO ACUERDO: No te tomes nada personalmente
El Segundo Acuerdo consiste en no tomarte nada personalmente. Te lo tomas personalmente porque estás de acuerdo con cualquier cosa que se diga. Y tan pronto como estás de acuerdo, el veneno te recorre y te encuentras atrapado … en lo que llamamos «la importancia personal»… Durante el período de nuestra domesticación, aprendimos a tomarnos todas las cosas de forma personal… Pero nada de lo que los demás hacen es por ti. Lo hacen por ellos mismos. Todos vivimos en nuestro propio sueño, en nuestra propia mente… Tomarse las cosas personalmente te convierte en una presa fácil para los depredadores… Pero si no te lo tomas personalmente, serás inmune a todo veneno.
Es posible que incluso me digas: «Miguel, lo que dices me duele». Pero lo que te duele no es lo que yo digo, sino las heridas que tienes y que yo he rozado con lo que he dicho. Eres tú mismo quien se hace daño. Si alguien te dice que eres maravilloso, no lo dice por ti. Tú sabes que eres maravilloso. No es necesario que otras personas te lo digan para creerlo… No te tomes nada personalmente porque, si lo haces, te expones a sufrir por nada… Bastará con practicar el Segundo Acuerdo para que empieces a romper docenas de pequeños acuerdos que te hacen sufrir. Y si practicas además el Primer Acuerdo, romperás el 75 por ciento de estos pequeños acuerdos que te mantienen atrapado.
EL TERCER ACUERDO: No hagas suposiciones
El tercer acuerdo consiste en no hacer suposiciones. Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto… Hacemos una suposición, comprendemos las cosas mal, nos lo tomamos personalmente y acabamos haciendo un gran drama de nada… Siempre es mejor preguntar que hacer una suposición, porque las suposiciones crean sufrimiento… Cuando ya no hagas suposiciones, tus palabras se volverán impecables.
EL CUARTO ACUERDO: Haz siempre lo máximo que puedas
Sólo hay un acuerdo más, pero es el que permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados. Es este: Haz siempre lo máximo que puedas… en ocasiones, lo máximo que podrás hacer tendrá una gran calidad, y en otras no será tan bueno. Independientemente del resultado, sigue haciendo siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos… Si haces lo máximo que puedas, vivirás con gran intensidad.
Expresar lo que eres es emprender la acción. Puede que tengas grandes ideas en la cabeza, pero lo que importa es la acción… No necesitamos saber ni probar nada. Ser, arriesgarnos a vivir y disfrutar de nuestra vida, es lo único que importa.
Los Cuatro Acuerdos son un resumen de la maestría de la transformación, una de las maestrías de los toltecas. Transformas el infierno en cielo… Para mantenerlos, necesitas una voluntad fuerte porque vayamos donde vayamos descubrimos que nuestro camino está lleno de obstáculos… Por esta razón es necesario que seas un gran cazador, un gran guerrero capaz de defender los Cuatro Acuerdos con tu vida. Tu felicidad, tu libertad, toda tu manera de vivir dependen de ello. El objetivo del guerrero es trascender este mundo, escapar de este infierno y no regresar jamás a él… Tal como nos enseñan los toltecas, la recompensa consiste en trascender la experiencia humana del sufrimiento, y convertirse en la encarnación de Dios.
Por AGENCIAS