Octavio Paz y Carlos Pellicer un amor secreto y olvidado
UN AMOR SECRETO Y OLVIDADO…
El 31 de julio de 1931, el tabasqueño universal y «Poeta de América», Carlos Pellicer, escribe y dedica un poema de amor a un jovensísimo y misterioso amante, cuyo nombre se deduce se encuentra encubierto en la última estrofa, Octavio Paz Lozano:
«Salir a verte sin que nadie sepa
que tu belleza sólo me redime.
Tu alegría es minero de palabras
que me ordena las pula y las apile.
Toda tu lozanía
es el regalo de las frutas vivas
que en cerámica fuerza da tu vida.
Cuando tu mano al saludar me toca,
en la frugalidad de ese momento
tengo todo el placer de tu persona.
En tu risa la piña paladea
un aire naranjal y en dos aromas
tu adolescencia tropical vocea.
Eres el agua nueva que se baña
en la muelle espiral de mi remanso
que saltea la sombra de las cañas.
Caña y piña en un orbe anaranjado
crucen el nombre junto al agua en vidrio
que en la mesa del sueño ha dejado.
Toda la lozanía
que en octavos de tono -paz intensa-
cifró en sangre poema y poesía»…
Según Carlos Monsiváis, la relación secreta entre Pellicer y Paz fue un «escandalete» entre su círculo cercano. Tanto, que al enterarse la entonces novia y futura esposa del poeta, Elena Garro, fue a pararse frente a casa del enorme tabasqueño para asestarle un: «¡Maricón!»
Con el tiempo, Octavio Paz se olvidó de su amor de adolescencia, aunque le escribiera infinidad de dedicatorias y poemas («A Carlos Pellicer, en cuya poesía descubrí un día –y no lo he olvidado– el mar, la alegría y ¡el justísimo sudor de no hacer nada! (y la orilla gentil, y el pié del baño y el poema). Afectuosamente, Octavio Paz»), convirtiéndose además de misógino en un declarado homofóbico…
✍️ Crédito al autor