¿Ya pusiste tu cruz de pericón? ¡El diablo anda suelto!

¿Ya pusiste tu cruz de pericón? ¡El diablo anda suelto!

La cruz de pericón es una tradición sincrética profundamente arraigada en los pueblos agrícolas de Morelos y Guerrero, especialmente entre las comunidades nahuas, que se realiza cada 28 y 29 de septiembre con motivo de la festividad de San Miguel Arcángel.

El significado principal de este ritual es la protección. La creencia popular sostiene que durante estos días «Satanás está suelto», por lo que las cruces, elaboradas con una flor amarilla que también se usa para dar color a los elotes, se colocan en las milpas, portales de las casas, ventanas y automóviles para resguardarlas de las fuerzas demoniacas y los males.

Esta práctica es un claro ejemplo de sincretismo, donde se fusionan elementos católicos y prehispánicos:

· Por un lado, la figura de San Miguel Arcángel representa en el cristianismo al vencedor del diablo, y la cruz simboliza el lugar donde Cristo triunfó sobre el mal.

. Por otro lado, tanto las fechas como la flor de pericón (yahutli) estuvieron originalmente vinculadas a festividades en honor a Tláloc, el dios de la lluvia. Los estudios señalan que, tras la Conquista, este dios prehispánico cedió simbólicamente sus atribuciones y lugar a San Miguel, el arcángel asociado a Cristo.

La tradición también está intrínsecamente ligada al ciclo agrícola, coincidiendo con las primeras cosechas rituales de maíz y marcando su fin. Los académicos explican que las celebraciones católicas caen en días críticos previos a la cosecha, donde los fenómenos atmosféricos (como el exceso o la escasez de lluvia) pueden dañar la milpa. Por ello, San Miguel se convierte en el nuevo guardián que «cuida y defiende la nueva milpa», heredando el rol de una deidad prehispánica para proteger la subsistencia de la comunidad.

Fuente: México Desconocido

Redacción